Crítica.

 Domingo por la tarde: comida, noticias, película y en el intermedio de la misma un anuncio de UNICEF para concienciarnos de la situación de los niños ucranianos tras la invasión rusa y pedir nuestra colaboración. Los niños de la guerra, los niños de la guerra de Ucrania y, en este anuncio de UNICEF, igual que en otros de Aldeas Infantiles, de Save The Children, o de distintas ONG ofreciendo los recursos a su alcance para ayudarlos. Pero a mí, en esta actividad, me gustaría mirar hacia otro colectivo; mirar hacia sus madres, sus hermanas, sus abuelas…, en definitiva, hacia “las mujeres de la guerra”. 

   En Ucrania unas mujeres luchan como soldados, otras como enfermeras, periodistas, cuidadoras… Unas se ven forzadas a dejar su país y otras deciden permanecer allí, malviviendo bajo las bombas y las muchas amenazas, algunas simplemente por el hecho de ser mujer, que les acechan. Muerte, hambre, pérdidas, miedos, parir en condiciones infrahumanas… y por ser mujer, ataques y violencia sexual (a veces con embarazo incluido). Un panorama nada fácil, ni para las que se quedan, ni para las que han tenido que huir.

  Los medios de comunicación se hacen eco de estas situaciones y de otras muchas que nos muestran cómo están viviendo las ucranianas por la irracionalidad humana. Como estudiante de educación social, como mujer, como persona… quiero hacer un llamamiento para que las instituciones y los gobernantes garanticen la protección de esas mujeres, o mejor para que acabe de una vez esta maldita guerra y hacer una crítica a su poca participación, e incluso a su exclusión en las negociaciones y toma de decisiones. Las mujeres de Ucrania deben ser escuchadas para acabar con esto, para negociar la paz, para imaginar lo que ha de venir… y si ya lo están haciendo debe ser conocido.

   Por ello, me sumo a la idea de que se conozca el papel de la mujer en la invasión de Ucrania por parte de Rusia y de que su voz sea escuchada en los grandes medios como recoge el diario “El Salto”:

   “Hubo quienes plantearon que la guerra era una cosa de señores contra señores, y, aunque no les faltaba razón, ese planteamiento volvía a hacer invisibles a las mujeres. Señores son, sin duda, quienes controlan y acumulan la riqueza del gasto militar; quienes lideran ejércitos y misiones diplomáticas. Señores son los oligarcas que llevan décadas acaparando empresas y sectores clave en la región a costa de la desigualdad y la corrupción. Pero también hay mujeres, muchas, en esas estructuras militares o políticas, villanas y heroínas, que merecían ser contadas” (El Salto Diario, 09/04/2022).




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